domingo, 27 de abril de 2008
¿Qué te has comprado en el Día del Libro?
martes, 22 de abril de 2008
Ernesto García López, colaborador de Pájaros de papel, presenta su libro el Desvío del Otro
EL DESVÍO DEL OTRO de Ernesto García López
viernes, 18 de abril de 2008
Tragicómico fresco siciliano del XIX
Andrea CAMILLERI
Andrea Camilleri (Porto Empedocle, Sicilia, 1925) es un director teatral y televisivo italiano metido a novelista tardío. Comenzó a publicar con casi 60 años y el éxito le llegó en 1994 gracias a las novelas policiacas del comisario Salvo Montalbano (en homenaje a Vázquez Montalbán). Sin embargo La concesión del teléfono no tiene nada que ver con el género policiaco, sino que pertenece a su serie de novelas históricas ambientadas en la Sicilia del siglo XIX.
La solicitud de concesión de una línea telefónica en Vigàta, un pequeño e imaginario pueblo siciliano, desata una divertida cascada de peripecias que cambiarán la vida de dos amigos de la infancia: Pippo Genuardi y Sasà La Ferlita. Dos tramposos que viven de dar pequeños sablazos en su entorno más cercano y que romperán su amistad en apenas año y medio. Los dos infelices se verán entre la Mafia y el Estado, atrapados entre “Il Comendatore” Don Lollò y el Prefecto de la isla con todo su aparato burocrático detrás, siempre a merced de su influencia omnipotente, lo que provocará divertidos giros en la narración. Además una caterva de secundarios (la mujer, la amante y el suegro de Pippo, carabineros, cuerpo de policía, funcionarios de correos, el hermano de Sasà…) se verán arrastrados en una espiral tragicómica divertidamente funesta.
El autor desaparece sabia y totalmente de las páginas para dar todo el protagonismo a las voces de los personajes a través de una sencilla estructura: cosas dichas (principalmente diálogos en estilo directo puro) y cosas escritas (sobre todo cartas, informes y notas que se cruzan los personajes durante toda la narración).
El resultado es la total renuncia a un narrador y a las posibles “interferencias” que pudiera ejercer sobre la historia. La novela no se resiente y gana en frescura gracias al pomposo lenguaje burocrático epistolar y a la viveza de las conversaciones. También en realismo, al presentar un sólido anclaje espacio–temporal: Sicilia de 1891 a 1892, lo que le permite hacer un vívido retrato irónico de su sociedad y los poderes que la componen; una región que en esta época vive entre el progreso que asoma y la recién estrenada unidad italiana, oprimidas ambas por el Estado y la Mafia. Así pues, esta novela es un fresco siciliano cómico, amargo y realista ejecutado con un brillante y rico ejercicio de estilo novelístico.
sábado, 12 de abril de 2008
Una vida paralela para poder vivir
Luis LANDERO
miércoles, 9 de abril de 2008
Tiempo de mosqueteros
Samuel Benchetrit (Champigny-sur-Marne, 1973) tiene cara de niño malo que, además, quiere parecer que lo es; escribe un libro cuyo título, Crónicas del asfalto, hace presagiar una historia de excesos y marginalidad bailando en los límites de lo lícito; y ha sido definido como un escritor que es a la literatura “lo que los Sex Pistols al rock”. Todo ello tan estereotípico como para desanimar a cualquier lector sensato, que, sin embargo, se equivocaría fatalmente si dejase escapar este libro.
Crónicas del asfalto es una obra concebida en cinco volúmenes y pretende contar los primeros treinta años de la vida de un autor que ronda los treinta y cinco. El tiempo de las torres, como se denomina esta primera parte, es el tiempo de la infancia y la adolescencia en un bloque de viviendas de un suburbio parisino, donde lo que en manos de otro autor podría resultar violento, sórdido y procaz es, a través del recuerdo narrado de Benchetrit, duro casi siempre, sonrojante a veces y enormemente tierno.
El autor presenta a sus vecinos planta por planta, desde el viejo señor Stern del primero, que se niega a pagar lo mismo que el resto de propietarios por el ascensor nuevo, hasta la señora Hamida del duodécimo, que un día encuentra en su puerta a un astronauta recién caído del espacio, y lo hace con una prosa limpia, justa, y una técnica muy eficaz, con la que logra recrear ese tiempo de la adolescencia -que en su caso es también en buena medida el de la delincuencia juvenil- sin idealizarlo ni tampoco hacer de él un melodrama.
Como buen adolescente, Benchetrit vive esos años flanqueado por tres mosqueteros: Dedé, hijo y hermano de basureros y candidato a seguir la misma carrera; Karim, miembro de una familia de origen argelino y camello ocasional; y Daniel, que vive con su madre, sus hermanas gemelas y su padre, postrado y conectado a un respirador, y que es especialista en arrancar orejas. Con ellos compartirá momentos de violencia, sexo y miseria, pero también aventuras tiernas y cómicas que invitan a revisar ese tiempo extraño, ridículo y dramático que constituye la adolescencia.