jueves, 8 de noviembre de 2007

Sentir real lo sobrenatural


Otra vuelta de tuerca (1908)
Henry JAMES
Quizá esta sea una de las obras más lúdicas de Henry James, alejada de la seriedad que impregna muchas de sus otras novelas. Sin embargo, no nos encontramos ante un simple relato de fantasmas y terror. El suspense está logrado gracias a cierta vaguedad que impregna la narración y a un calculado horror muy bien dosificado. En todo momento el lector tiene la impresión de que el cuadro que se presenta ante sí se halla incompleto, falto de información, sin la concreción de aspectos importantes. Por eso todos los personajes parecen ocultar algo a la propia protagonista–narradora y en consecuencia también al lector.
Sin embargo “Otra vuelta de tuerca” no presenta recursos narrativos ni argumentales novedosos. Se inicia con un grupo de amigos contándose historias de terror para inmediatamente pasar a un narrador autobiográfico, una institutriz que se hace cargo de dos niños en una lúgubre mansión con criados. Pero nada es lo que parece en el triángulo de personajes sobre el que gravita la historia: los criados corruptos, los angelicales niños y la ingenua institutriz.

Incluso en determinados momentos el lector podría plantearse una posible inestabilidad mental de la institutriz que, en su papel de narradora, cuenta pero no explica, apenas ilumina tenuemente sólo aquellas partes del relato que le interesan.

Su acierto es mucho más sutil e implícito: la ambientación creada y un fino velo de enigma y terror que lo envuelve todo. Como una vela en una oscura galería, el autor proporciona la dosis de tenebrismo adecuada para lograr el halo de maldad y misterio que impregna toda la historia. Envuelto en esa espiral narrativa sobre la que gravita el horror tiene además la virtud de hacer partícipe a un lector que no conoce realmente qué es lo que subyace bajo la enigmática trama. Éste se sabe convencido de que nada es lo que parece, para finalmente sentir como real lo sobrenatural.

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