domingo, 9 de diciembre de 2007

Insólita terapia contra la mentira

El curioso incidente del perro a medianoche (2003)
HADDON, Mark


De curioso incidente, esta vez literario, puede calificarse esta atípica novela. Abordamos la autobiografía ficticia de Christopher Boone, un niño superdotado y autista de 15 años que nos contará los ingredientes de su peculiar vida: una familia desestructurada, un vecindario un poco extraño y un entorno lleno de seguridades que no lo son tanto, todo pasado por el tamiz de su intensa vida mental. El monólogo interior, salpicado de estilo directo, nos introduce en la cotidianeidad extraordinaria de Christopher. Frente a él se encuentra el intrincado universo de los adultos, lleno de mentiras y falsas certezas que pretenden hacer más estable su universo interior, repleto de fobias y bloqueos relacionales.
La novela es capaz de aglutinar y aunar elementos tan divergentes como problemas matemáticos, referencias literarias a Sherlock Holmes y decenas de elementos icónicos: mapas, dibujos, esquemas, diagramas y hasta una fotografía. Mark Haddon, en este su debut, logra perfectamente narrar a través de esa mente, pues hace creíble al personaje protagonista y consigue que empaticemos con él en esa lucha que libra con sus miedos contra el mundo de los adultos y de la mentira, desde su atalaya de superdotación y distancia física contra la invasión de estímulos que bloquean su razonamiento.
De lectura fácil, por sus capítulos cortos, a veces puede resultar desconcertante por la aparente meticulosidad injustificada y el constante cambio a temas y cuestiones tangenciales que hace el niño. En cualquier caso, esta realidad interior está en el protagonista, y cuando se asumen sus claves mentales resulta sencillo entrar en la dinámica narrativa que nos propone el autor.
Además no cae en el peligro del final feliz o la solución mágica de los conflictos, lo que es de agradecer. En el cierre, los problemas no desaparecen, pero queda un hueco para la esperanza y el afán de superación de esta forma de ver el mundo, tan insólita como real.


domingo, 25 de noviembre de 2007

Vívidas y exuberantes vidas de ficción

Historia universal de la infamia (1935)
BORGES, Jorge Luis

Siete breves biografías (de apenas diez páginas cada una) componen este texto inmenso y recargado. La aguda capacidad narrativa de Borges le permite tejer estas biografías con hilos de historia, filosofía, ficción, vida y fantasía, materiales privilegiados hechos de talento y erudición. Del Mississipi al mar Rojo, pasando por Turquestán, se encuentran estos personajes, crueles protagonistas de azarosas y despreciables vidas. Tras su grandilocuente y eficaz título se esconde un homenaje a la mezquindad de unas existencias infames en cualquier tiempo y lugar. A continuación los prólogos (tanto el de la primera edición, como el de la edición de 1954), que contienen una concisa e importante información para conocer la génesis de la composición de la obra y las técnicas que usó el autor.
Así pues Borges falsea, tergiversa las historias con la Historia en una abrumadora sucesión de datos, fechas, referencias e informaciones que edifican un templo exuberante de una prosa con sello propio. Todo ello con una profunda ideología de ficción narrativa: hacer vívido lo no vivido, la ficción por encima de la realidad, pero construida con material real por acumulación y exuberancia barroca, todo ello moldeado en puntuales escenas que resumen una vida y se suceden en medio de enumeraciones y ricas referencias culturales. En definitiva una obra a la que siempre es un placer volver y una suerte de encuentro profundo y fugaz para los que se acercan a ella por primera vez.
El insecto y otras historias de madres e hijas,
CASTILLON, Claire


Claire Castillon (Boulogne, 1975) dedica este libro de relatos a su madre, pero seguro que muchas madres preferirían no ser objeto de tal honor ni pasar tampoco por inspiradoras de casi ninguna de las diecinueve historias que lo constituyen. Los cuentos de Castillon hablan de muerte, de celos, de incomprensión, de violencia –a veces reprimida y otras en explosión-, de un intenso amor-odio... y llevan casi siempre al extremo más macabro –en ocasiones también al más ridículo- los ingredientes tantas veces cotidianos que aderezan o envenenan las relaciones materno-filiales.
El relato que da título al volumen es quizá el más elaborado y el que más bucea en la psicología de su personaje principal, una mujer que sospecha que su marido abusa de la hija de ambos, pero todos tienen en común esas escenas domésticas, en algunos casos reales -como ha reconocido la propia autora-, donde todo transcurre con naturalidad absoluta, pero además sin juicios morales, sin más dramatismo que el de los propios hechos: el ridículo extremo de una madre que quiere ser la mejor amiga de su hija; la crueldad de una hija avergonzada y asqueada de la autocompasión de su madre, enferma de cáncer; la complicidad de una hija con un padre infiel; el rencor y el posterior ridículo de una muchacha convencida de que es adoptada... Escenas contadas siempre con las palabras justas, con precisión y sin vueltas, de forma breve y muy eficaz, pese a lo previsible de algún relato.
Claire Castillon -con su cara de ángel y su pluma de diablo, como dice su editor portugués- logra en la lectora esa mezcla extraña de espanto y de media sonrisa que produce tantas veces lo grotesco. Una se sonríe, sí, se ríe incluso, pero lo hace casi siempre con compasión. Con la misma compasión que nos impide tantas veces tirar la primera piedra.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Nueva cocina narrativa de aquí

Juan Varela Portas, catedrático de literatura y responsable de la editorial independiente Ediciones la Discreta, ha seleccionado cinco obras de cinco jóvenes autores de narrativa española. El año pasado asistí a un curso impartido por él y creo en su buen juicio a la hora de recomendar y guiar a los lectores, sobre todo por su conocimiento del panorama narrativo actual.

Las editoriales que figuran en esta lista también pueden dar pistas para ver quién arriesga en publicar autores nuevos y desconocidos para el gran público.

  • MARSÉ, Berta (38 años) “En jaque” Editorial Anagrama 2006.
  • SAN BASILIO, Fernando (37 años) “Curso de librería” Caballo de Troya 2006
  • CARDELÚS, Fernando (33 años) “El esqueleto de los guisantes” Caballo de Troya 2006
  • OLMOS, Alberto (32 años) “Trenes hacia Tokio” Lengua de Trapo 2006
  • NAVARRO, Elvira (29 años) “La ciudad en invierno” Caballo de Troya 2007

Bon apetit y que ustedes lo lean bien.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Creativo y vital: soledad y duda

Cartas a un joven poeta (1903-1904. Publicado en 1946)
RIELKE, Rainer María


Cuentan que el propio Rielke eligió su epitafio:

“Rosa, oh contradicción pura, placer,
ser el sueño de nadie bajo tantos
párpados.”

Tanta densidad y sencillez tiene su testamento creativo y el compendio de su filosofía artística, que se halla en esta obra. Son apenas diez cartas que forman parte de la comunicación privada entre un autor consolidado y un joven necesitado de consejos que comienza a escribir.

No es esta la clásica relación maestro–discípulo, ya que apenas se llevan diez años de diferencia; además el dogmatismo y el paternalismo brillan por su ausencia. Por otro lado, parece evidente que en la génesis de esta comunicación epistolar se encuentran diversos puntos de contacto entre la gran figura de la lírica alemana y Frank Kappus (el joven poeta): desorientación vital, semejante formación militar, primeros balbuceos poéticos…

A bote pronto nos encontramos con un Rielke que tarda en contestar y que inicia indefectiblemente todas las misivas con una disculpa, queja acerca de su estado de salud o breve explicación sobre su constante cambio de residencia. Inmediatamente después el escritor alemán expone su arte poética con una claridad al alcance de muy pocos. En su ideología estética, el artista debe aceptar su soledad como parte del proceso creativo. También contemplará absorto el supremo milagro creador: la Naturaleza. Además ensalza el valor del camino difícil (el del artista), acaso exorcizando los demonios que todos llevamos dentro a la hora de enfrentarnos al papel en blanco o simplemente aprendiendo a convivir con ellos. En la misma línea las epístolas están salpicadas por algunas breves, pero jugosas reflexiones acerca del papel de la mujer: culmen de la creación y la sensibilidad, también futuro del mundo.

Entre las Cartas a un joven poeta, resbalan reflexiones vitales:

"Intente amar las preguntas por sí mismas, como habitaciones cerradas o libros escritos en una lengua muy extraña. No busque ahora las respuestas: no le pueden ser dadas, porque no podría vivirlas. Y se trata de vivirlo todo.” […] “Y siempre que algo surja de su propia voluntad, de alguna honda necesidad, acéptelo como tal y no lo odie"

jueves, 8 de noviembre de 2007

Sentir real lo sobrenatural


Otra vuelta de tuerca (1908)
Henry JAMES
Quizá esta sea una de las obras más lúdicas de Henry James, alejada de la seriedad que impregna muchas de sus otras novelas. Sin embargo, no nos encontramos ante un simple relato de fantasmas y terror. El suspense está logrado gracias a cierta vaguedad que impregna la narración y a un calculado horror muy bien dosificado. En todo momento el lector tiene la impresión de que el cuadro que se presenta ante sí se halla incompleto, falto de información, sin la concreción de aspectos importantes. Por eso todos los personajes parecen ocultar algo a la propia protagonista–narradora y en consecuencia también al lector.
Sin embargo “Otra vuelta de tuerca” no presenta recursos narrativos ni argumentales novedosos. Se inicia con un grupo de amigos contándose historias de terror para inmediatamente pasar a un narrador autobiográfico, una institutriz que se hace cargo de dos niños en una lúgubre mansión con criados. Pero nada es lo que parece en el triángulo de personajes sobre el que gravita la historia: los criados corruptos, los angelicales niños y la ingenua institutriz.

Incluso en determinados momentos el lector podría plantearse una posible inestabilidad mental de la institutriz que, en su papel de narradora, cuenta pero no explica, apenas ilumina tenuemente sólo aquellas partes del relato que le interesan.

Su acierto es mucho más sutil e implícito: la ambientación creada y un fino velo de enigma y terror que lo envuelve todo. Como una vela en una oscura galería, el autor proporciona la dosis de tenebrismo adecuada para lograr el halo de maldad y misterio que impregna toda la historia. Envuelto en esa espiral narrativa sobre la que gravita el horror tiene además la virtud de hacer partícipe a un lector que no conoce realmente qué es lo que subyace bajo la enigmática trama. Éste se sabe convencido de que nada es lo que parece, para finalmente sentir como real lo sobrenatural.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Lo deshumano

El gran cuaderno (1987),

“Tenemos una regla muy simple: la redacción debe ser verdadera. Debemos escribir lo que es, lo que vemos, lo que entendemos, lo que hacemos”. Esta es la premisa de El gran cuaderno -la primera obra de la trilogía Claus y Lucas, que se completa con La prueba (1988) y La tercera mentira (1991)-; la premisa con la que toman lápiz y papel los protagonistas de esta fábula sobre la deshumanización, dos hermanos gemelos cuya madre deja durante la guerra al cuidado de una abuela malvada que no los quiere porque dice no tener qué darles de comer. Sin hacer valoraciones, sin registrar nada más que hechos e impresiones sensoriales, los dos niños, que se comportan como uno solo, van dando cuenta hasta que se hacen jóvenes del cruel y voluntario proceso que los va despojando de las miserias y grandezas humanas –el dolor, el hambre, la compasión, el amor...- para poder vivir en el mundo que les ha tocado, cargado de violencia, abusos e injusticias.
Agota Kristof (Cskvand, Hungría-1935) decía en una entrevista publicada en febrero de 2007 en Babelia: “¿Para qué dar vueltas? ¿Para hacer literatura? No me interesa la literatura”. Y el de la escritora húngara no es sólo desinterés por el adjetivo, lo poético o la forma, sino por lo que la literatura tiene de humano: la transmisión de sentimientos, de sensaciones, la subjetividad. Kristof, quien asegura no creer en los sentimientos, sólo quiere ser objetiva y así construye una novela fría, cruel, en la que los horrores de los que son víctimas o culpables los protagonistas acaban resultando amortiguados por la propia parquedad del relato, como si los lectores fuesen alcanzados también por el brutal proceso de deshumanización. Y es esa misma deshumanización la que permite a los protagonistas sobrevivir a todos los que les rodean y conseguir además dinero, comida y hasta libertad. ¿Pero de qué vale ser rico, ser gordo o ser libre sin ser humano?
Kristof no hace, sin embargo, preguntas, no emite juicios y no salva ni condena a nadie y logra crear una novela mediante pequeñas escenas de la vida de los gemelos que desasosiega, incomoda y, en ocasiones, produce un rechazo que da ganas de alejar el libro del propio cuerpo. Esa es la tarea de la que se encarga la escritora. La de poner la piel y los sentimientos se la deja a los lectores.

miércoles, 31 de octubre de 2007


Y todos estábamos vivos,

de Olvido GARCÍA VALDÉS

por Ernesto García López


Es ya un cierto consenso crítico considerar a Olvido García Valdés como una de las figuras más sólidas dentro del panorama poético actual, con lo cual no me detendré aquí. Su último poemario constituye un ejercicio regenerador para cualquier lector atento de poesía. Podemos acercarnos a él desde múltiples enfoques, desde diferentes filiaciones, pues admite (como todo libro de fuste) posiciones distintas que chocan y se entrecruzan en un diálogo fecundo. Quizá esto sea, de entrada, uno de sus principales hallazgos: obligar al lector a una toma de postura frente al texto; una perspectiva ética y estética desde donde compartir lo que los versos desgranan porque, en oposición a poéticas desencantadas, sumisas al carácter denotativo del lenguaje, la propuesta de Olvido García Valdés se fragua deliberadamente en los intersticios y la apertura de sentido.

Tratemos de rastrear algunas regiones que, a mi juicio, podrían ser medulares y convierten a este libro en una parada esencial dentro del actual panorama poético español. Después de casi dos décadas de enterramiento minucioso de la imaginación romántica, Olvido García Valdés nos devuelve herencias injustamente maltratadas por la marea figurativa: por un lado lo que José Lezama Lima (en palabras de Thierry Maulnier) denominaba la intensidad mallarmeana de pensamiento, y por otra la construcción del texto sobre esa sintaxis negra baudeleriana que tanto enfurecía a los poetas decimonónicos. “Y todos estábamos vivos” vuelve a poner encima de la mesa la vigencia y necesidad de rescatar para la palabra poética española los principales hallazgos del simbolismo con mayúsculas, aunque entreverados claro está con el escenario de complejidad y cambio de paradigmas que vivimos hoy en día. O dicho de otro modo por el también poeta y filósofo Eduardo García dentro de su ensayo “Una poética del límite”: “Una poesía fronteriza entre lo realista y lo visionario requiere una más amplia modulación de la conciencia. De nada valen ajustes de estilo, superficiales piruetas retóricas, si se desea rescatar la ensoñación con lucidez. La auténtica dificultad es psicológica, no estilística. Reside en alcanzar la disposición de la voz, el lugar en la conciencia objetiva del realismo estricto ni en la conciencia subjetiva del visionario puro. El lugar de donde brota una voz en el límite se encuentra, por el contrario, en el espacio que media entre ambas: en la misma frontera entre consciente e inconsciente, vigilia y sueño, realidad e imaginación.” Buen ejemplo de esto se puede encontrar en los poemas que configuran la primera parte del libro titulada “Lugares”, donde el territorio poético (territorio también social para nuestra autora) se convierte en

Un espacio intermedio

-hilo de sueño hila su sustancia, y la oquedad,

una concavidad en que se cabe

enteramente-. […]

Mediante una técnica que podríamos calificar de buceo en apnea, Olvido García Valdés se sumerge en la realidad personal, colectiva y del paisaje sin más apoyos que un lenguaje cauterizado, desprovisto de convenciones (madres sordas y ciegas ofrecen música / a hijas ciegas y sordas / en sus regazos), una sintaxis incandescente puesta al límite igual que la propia precariedad de la vida, y una posición en tanto que sujeto observador equivalente y democrática respecto al objeto observado. Estos tres elementos, a mi juicio, contribuyen notablemente a hacer de su lectura un ejercicio de despojamiento, de obligada desnudez.

con la luna de marzo llegó

la foto y todos

estábamos vivos;

palabras

de velocidad,

de esa sustancia

que es veloz

y gira y se desprende;

lenta, la luna,

vuelve mes a mes

Esta desnudez brota en muchos casos de un extrañamiento como si / no hubiera entre yo y ser una adecuación, / entre bondad o belleza y vida. / Lo cual produce una falta de acoplamiento que genera en el lector una cierta sensación de inquietud, de irrealidad, donde la consciencia y la pérdida de referentes materiales se combinan, se confunden y se desordenan. Quizá aquí podamos extraer otro de los elementos significativos del texto: su proceder mestizo lo hermana, creo, con las corrientes filosóficas y científicas que ponen el acento en el carácter desconcentrado de la realidad. Ya no somos hijos de la certidumbre, de la historia determinista, lineal y homogénea, sino que, como lúcidamente expone Dora Fried Schnitman, vivimos el “[…] surgimiento de una conciencia creciente de la discontinuidad, de la no linealidad, de la diferencia y la necesidad del diálogo como dimensiones operativas de la construcción de las realidades en que vivimos.” Siguiendo esta línea argumental otra de las generosidades de este libro consiste en devolvernos en forma de conciencia que explora los límites, una voz capaz de entrelazar la fragilidad de nuestro ser con la fragilidad de todo lo que nos rodea:

sale cada día a la rapiña, a ver

qué encuentra que calme

un no tener a qué volverse,

qué,

no objeto sino causa

mediata o móvil, no nudo o nuez

de la rapiña, sino que huye, que

ni se piensa o sabe

que no hay, qué es qué

lo que le falta y sale, busca

cualquier cosa, cualquier

nada que alimente, aunque nada

más cerrar la mano o mirar

vea que el hueco se mueve

y no se llena

Sin embargo la exploración de la que nos da cuenta nuestra poeta no parece encarrilarse hacia posiciones descreídas, distopías más o menos convincentes, sino que alberga una recuperación y restitución de la naturalidad de sentirse vivo. Nada escapa a la mirada mallarmeana de Olvido García Valdés: el paisaje castellano (como en el magnífico poema dedicado a María Antonia Ortega), la vida comunitaria de las mujeres, la introspección personal, el grifo del tiempo, las ausencias y la muerte, el recuerdo de la infancia, la cotidianeidad del hogar, la carretera como escenario privilegiado para la contemplación… Todo se postula como materia germinadora donde infiltrar el enigma del lenguaje. Porque, y con esto termino, otro de los rasgos centrales de este poemario radica en su defensa cerrada del lenguaje imaginal. Claro que la palabra es débil, claro que la palabra apenas roza la esencialidad de las cosas, pero para Olvido García Valdés cualquier conciencia de derrota prematura nos acerca más a nuestro alejamiento que a la auténtica profundidad de las mismas:

Es física la voz,

la retirada –hormigas

y penumbra, acurrucado

daño- no es voz

Déjense cobijar por este libro. Recuperen, a pesar de la falsa completud que nos invade, el placer de “no saber” como decía Wislawa Szymborska en su recepción del Premio Nobel. Olvido García Valdés nos coloca en una posición frágil, singular ante el mundo, sitiados por preguntas, sucesiones inconclusas, recuerdos vivos, ausencias que desvelan, paradojas de “sombra a sombra”. Pero es precisamente en este recinto sin respuesta donde podemos mejor repensarnos.

lunes, 29 de octubre de 2007

Memoria del Horror en el Infierno

Si esto es un hombre (1948)
Primo Levi

"Escribo lo que no sabría decir a nadie"; pero todo el mundo debería conocer [me permito añadir yo]. Así se expresa Primo Levi en este libro que abre la trilogía dedicada a los campos de exterminio. Su testimonio nos transporta a Auschwitz (Polonia) en 1944, tiempo durante el cual pasó a convertirse en menos que un joven miliciano italiano, y judío, de 24 años; menos aún que un ser humano. En esos 12 meses de tortura y trabajos forzados Primo Levi fue bautizado con el número 174517, siempre tatuado en el brazo a modo de recordatorio.

Es éste un viaje al horror del hambre, el frío y la supervivencia. La atmósfera claustrofóbica lo domina todo creando un submundo, un ghetto multicultural en el que sobrevivir depende de la capacidad de adaptación y sobre todo de la suerte de cada individuo. No hay reglas, sólo la del más fuerte, no hay un idioma común y la inexperiencia y debilidad cuestan la vida, acaso la única salida rodeados de horror.

Los personajes se diluyen en la realidad del “lager” (campo) que los engulle, por eso su recuerdo se convierte en el único vestigio de su sufrimiento final. De la misma forma pasan por este libro de memorias: no hace falta saber cuándo, cómo ni por qué llegan, tampoco cuál será su destino. Su estigma y final son fácilmente imaginables.

Escrita con la memoria reciente, con el recuerdo que busca una pretendida objetividad bajo la que late un rencor contenido hacia el nazismo. Este primer tomo de memorias (le siguen más tardíamente La tregua [1963] y Los hundidos y los salvados [1986]) comienza algo disperso y titubeante, con cierta discontinuidad inicial, reflejo de la confusión de los primeros días. A medida que pasan las semanas de reclusión consigue captar la animalizada micro–sociedad creada en el “lager”, despiadada con el débil e inadaptado, en la que aún brillan momentos de amistad, lirismo y nostalgia por la vida que dejaron fuera… y que sólo el 5% de los allí encerrados recuperarían, de seguro nadie lo logró jamás totalmente.

Memoria del Horror en el Infierno

"Escribo lo que no sabría decir a nadie, pero todo el mundo debería conocer [me permito añadir yo]". Así comienza Primo Levi, víctima del Holocausto, este libro que abre la trilogía dedicada a los campos de exterminio. Su testimonio nos transporta a Auschwitz (Polonia) en 1944, tiempo durante el cual pasó a convertirse en menos que un joven miliciano italiano y judío de 24 años; menos aún que un ser humano. En esos 12 meses de tortura y trabajos forzados Primo Levi fue bautizado con el número 174517, siempre tatuado en el brazo a modo de recordatorio.

Es éste un viaje al horror del hambre, el frío y la supervivencia. La atmósfera claustrofóbica lo domina todo creando un submundo, un ghetto multicultural en el que sobrevivir depende de la capacidad de adaptación y sobre todo de la suerte de cada individuo. No hay reglas, sólo la del más fuerte, no hay un idioma común y la inexperiencia y debilidad cuestan la vida.

Los personajes se diluyen en la realidad del “lager” (campo) que los engulle, por eso su recuerdo se convierte en el único vestigio de su sufrimiento final. De la misma forma pasan por este libro de memorias: no hace falta saber cuándo, cómo y por qué llegan, tampoco cuál será su destino. Su estigma y final son fácilmente imaginables.

Escrita con la memoria reciente, con el recuerdo que busca una pretendida objetividad bajo la que late un rencor contenido hacia el nazismo. Este primer tomo de memorias (le siguen más tardíamente La tregua [1963] y Los hundidos y los salvados [1986]) comienza algo disperso y titubeante, con cierta discontinuidad inicial reflejo de la confusión de los primeros días. A medida que pasan las semanas de reclusión consigue captar la animalizada micro–sociedad creada en el “lager”, despiadada con el débil e inadaptado, en la que aún brillan momentos de amistad, lirismo y nostalgia por la vida que dejaron fuera… y que sólo el 5% de los presos recuperarían.

viernes, 26 de octubre de 2007

Para escuchar

Ayer no te vi en Babilonia
António LOBO ANTUNES

No son ojos sino oídos los que hay que acercar a este libro. Y hay que estar preparada para escuchar cualquier cosa. Lobo Antunes hace hablar en esta novela a ocho personajes apenas definidos, pero a ellos une decenas de gargantas que van salpicando con frases que parecen letanías los monólogos interiores que constituyen la obra. Quien se atreva a escuchar, oirá incluso al propio autor cuando susurra: “chamo-me António Lobo Antunes, nasci en São Sebastião da Pedreira e ando a escrever um livro”. Y, si eso vale, vale cualquier cosa.
Como si se hubiese acercado a los muros de las casas por las noches para escuchar, el autor reúne durante una madrugada de duermevela las voces sin nostalgia, sin futuro y sin esperanza de un ex policía torturador, de la mujer con la que está casado, quien conserva la cuna del hijo que nunca tuvo, y de la mujer que lo “espera en Lisboa”, cuya única hija se suicidó a los quince años. A medida que pasan las horas, desde la medianoche hasta las cinco de la mañana, a estas tres voces se van uniendo otras que con sus propios recuerdos, sueños y desvelos van dando sentido a los retazos de vida y de historias que Lobo Antunes no hace más que sugerir. El resultado es un libro desconcertante, desesperanzado y tremendamente vivo, a pesar de que quien en verdad reina en sus páginas es la muerte, que nos sitúa en una vigilia cruel donde el pasado doloroso se impone, aunque alguno se empeñe en no recordar o en inventarse una vida nueva.
El libro descoloca, remueve y, por si alguien lo dudaba, permanece como un eco en los oídos. “E agora, pergunto, o que será de mim quando acabado este capítulo deixarem para sempre de me ouvir, quem se lembrará do que fui / Y ahora, pregunto, qué será de mí cuando acabado este capítulo dejen para siempre de escucharme, quién se acordará de lo que fui”, pregunta una voz. Se acordarán todos los que te han escuchado, seguro
.

jueves, 25 de octubre de 2007

Carlos Boyero recomienda algunas lecturas


El incisivo crítico de cine y televisión, nuevo fichaje de El País, contesta a una pregunta en el chat de hoy jueves (www.elpais.com) sobre recomendaciones lectoras. La primera mitad de la respuesta parece interesante... estaremos atentos.

"Les aconsejaría que leyeran las dos últimas que ha publicado un escritor tan enigmático como grandioso llamado Cormac McCarthy. Se titulan: No es país para viejos y La carretera. Actualmente estoy leyendo dos libros admirables: la reedición de Más allá del Oeste, de Ángel Fernández-Santos e Historias del Calcio, de Enric González."

Nido y prisión para Alondra

Alondra (1924)

Deszö Kosztolanyi

Alondra es una muchacha ya con 30 años poco agraciada físicamente y que asume su soltería como un estado cuasi-permanente. Sus ancianos padres llevan una existencia gris, alejada de la intensa vida social que tienen sus vecinos. Evitan cualquier exceso y sobreprotegen a su hija, aunque no puedan reprimir cierta lástima por su situación. De ser su esperanza también ha pasado a ser su condena. Algo cambiará en sus vidas (apenas por una semana) cuando Alondra visita a sus tíos en el campo.

Por su parte, Sárszeg es una ciudad de provincias de tamaño medio a la que conoceremos a través de sus calles, habitantes y comercios. La burguesía conservadora y el provincianismo de los que hace gala inmediatamente la convierten en un activo personaje del relato. Sárszeg seduce, estigmatiza y aprisiona a todos los que viven (¿mueren?) y pasean por sus calles.

El tiempo del relato (año 1899) no parece elegido al azar y es un componente más de la engrasada maquinaria simbólica de la novela. Consigue así reflejar la transición de la sociedad decimonónica al siglo XX, que lleva al ser humano a la confusión, al alienamiento y angustia silenciosa respecto al entorno y a su propia existencia.

Kosztolányi hace gala de un estilo limpio, depurado y agudo; que parece adecuado al argumento. Se ocupa de cuestiones cotidianas aparentemente irrelevantes y triviales que sin embargo reflejan la demoledora historia de la gris y fría existencia de una familia sin posibilidad de evasión definitiva, ni física ni psicológica. Así pues el nido familiar y social se convierte en una cárcel para todos, incluso para Alondra que como ave migratoria trata de buscar otro espacio pero siempre regresará a la protección y prisión de su desesperanzada existencia, a la inerte calma del vacío cotidiano.

martes, 23 de octubre de 2007

El brindis

Este blog nace con la idea de ser un punto de intercambio de lecturas, de vuelos literarios y de experiencias de papel entre lectores. Lo que pretendemos con él es animar al que se asome a este cuaderno de notas y a los que colaborarán con sus reseñas a descubrir o redescubir libros, autores y autoras -hay tantas olvidadas- que nos hayan emocionado, sobrecogido, angustiado o interesado, sin más. Y para conseguirlo intentaremos aguzar nuestro sentido crítico, presentar buenos libros y, de paso, leer cada vez mejor; y también, ser rigurosos, amenos y breves. Nada más por el momento.
Sólo falta decir...

...por la autoridad que me concede Blogger, declaro: "Pájaros de papel puede empezar a volar".

Salud.