sábado, 15 de marzo de 2008

Virtuoso ejercicio de escritura vital

Las pequeñas virtudes (2006),
Natalia Ginzburg

“Mi oficio es escribir, y lo sé bien y desde hace mucho tiempo.” Con esta frase se inicia el breve ensayo “Mi oficio”, uno de los que componen “Las pequeñas virtudes” de la italiana Natalia Ginzburg. Resultado del ejercicio de un oficio que en ella se torna existencia, brota de manera condensada, intensa y, por momentos, dulcemente triste una excelente artesanía narrativa. Al fin y al cabo, “si hago cualquier otra cosa, si estudio un idioma extranjero, si intento aprender historia, o geografía, o taquigrafía (…), sufro (…) y me parece siempre que debe de haber una forma mejor de hacerlas que los demás conocen y a mí me es desconocida.”

A lo largo de las once piezas de esta breve obra compartimos un viaje por la Inglaterra de la melancolía, sentimos el frío húmedo de unos eternos zapatos rotos y recreamos la existencia de unos antitéticos, pero perdurables “él y ella”. Natalia Ginzburg va rescatando sensaciones y percepciones de su infancia y adolescencia. Recuerda el dolor de la guerra y recrea el destierro- retazos de la vida que dejan huellas imborrables y desgarradoras-. Se nos presenta como madre en la piel de una escritora, o como escritora en la piel de una madre. Hace emerger la vida como mezcla de silencios y de palabras, de generaciones que se comunican y se incomunican, de afectos y dolores. Lo bello y brillante, que queda plasmado gracias a su espléndido talento narrativo y lo -por momentos- amargo y crudo de las historias que nos cuenta, configuran este pequeño mosaico, una combinación de contrarios, inevitablemente entrelazados, una breve pero acertada síntesis de su experiencia vital. De la experiencia vital. Mosaico elaborado con una técnica magníficamente aplicada. "Cuando escribo no pienso nunca que pueda haber una forma mejor de la cual se sirven otros escritores”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena!!!
Preciosa resena, sugerente y sensible. Sigue colaborando con Los Pajaros. Todos salimos ganando con trabajos tan sentidos y delicados.

Anónimo dijo...

¡¡Explícame los pájaros!!

Ana Ballesteros Pena dijo...

Lo siento, pero no entiendo a qué te refieres.